CASA DE LA CALLE LUGONES | JUAN CARLOS PELLEGRINI RICCARDI

ARMONIA Y CONTRAPUNTO
Una vivienda para el arquitecto y su es¬posa música, más su pequeña hija y lugar para acomodar hijos mayores, fue el pro¬grama qué animó el proyecto del arquitec¬to Juan Carlos Pellegrini, en la calle Lu¬gones al 3400, en Capital.
Sobre un terreno de 8,66 metros de frente por 43 de longitud, alcanzando los 372 m2, la, casa se extiende con una super¬ficie cubierta total de 240 m2, en dos plan¬tas.
Una de las primeras intenciones, sur¬gida de las preexistencias, fue reciclar una típica casa chorizo de un barrio de vivien¬das bajas en el borde norte de la ciudad, pero su estado de deterioro finalmente lle¬vó a utilizar solamente una reducida por¬ción de la bovedilla existente.
Tres fueren las premisas que determina¬ron el proyecto: las proporciones del lote, la mala orientación de su frente a la calle, y la utilización de las medianeras existen¬tes, que imprimieron al espacio una moda¬lidad de implantación respecto de la trama urbana así como de la interioridad de la vi¬vienda. Fundamentalmente, la casa se es¬tructura en sus tres patios: uno al frente, abriendo el acceso a un atrio, otro lateral, hacia el fondo, y el central, ¬que ubica la escalera y es el nudo de la vi¬da de la casa.
Estos tres elementos, en su conjunto, lo¬gran desarticular la presencia de la media¬nera, introduciendo la luz natural necesaria para crear espacios animados. Concebida como materia a la que se le van extrayen¬do sectores, como una arquitectura de sus¬tracción más que de adición, esta casa sur¬gió, según su autor, "de ingredientes de la vida que fueron condicionando el espacio, transformando el lugar. Un lugar que hoy, recíprocamente, transforma a sus habitan¬tes”.
Una planta baja cuyo frente se abre a la calle con una volumetría que combina ele¬mentos de buenas proporciones y diferen¬tes materiales, se extiende alineando estar, comedor, patio de la escalera y sala de música. Hacia el lado opuesto, recostados sobre la medianera, se encuentran la co¬cina, el patio abierto, y el paso hacia el jar¬dín.
En el nivel superior, dos dormitorios se¬cundarios se unen a la suite que ocupa el frente, con una terraza que mira hacia la calle y el atrio de ingreso, mien¬tras un playroom en un medio nivel se co¬loca sobre el vacío que rodea a la escalera principal.
Perfilería metálica en azul, del mismo tono que las superficies de revoque y pintura al fresco de los paramentos que se conjugan con los muros de ladrillo visto con molduras en el mismo mate¬rial. Para los interiores, se repite el ladri¬llo, incluso para la columna sobre la que pivota la escalera, y para la bovedilla existente. Mucha luz en los interiores, se refleja en el brillo del solado de listones de madera.
Una composición que reinterpreta los elementos de la música, como si los com¬pases marcasen el ritmo de la vida.
Los detalles de una construcción estudiada desde el proyecto marcan la totalidad de la obra.