CASA KOHLI CARILO | JUAN CARLOS PELLEGRINI RICCARDI

Casa Kóhli, Cariló
Esta casa de vacaciones parte de un programa inhabitual: una madre y dos hijas (a su vez con hijos) querían una sola vivienda que, a su vez, les permitiera residir en forma separada. Por otro lado, se buscó respetar la arboleda de pinos existente, de manera que se integrase netamente a la construcción. Surgió así una pasarela eminentemente circulatoria que va engarzando los diversos espacios y los distintos niveles del terreno y remata en ambos extremos en una linterna de doble altura. Estas linternas corresponden a dos torres (cuya imagen se refuerza por el uso de mampostería de ladrillos comunes), áreas destinadas a las hijas de tal manera que abajo se forma un dormitorio estar y arriba un dormitorio más privado. La parte central donde se encuentra el hogar-estar y el comedor cocina tiene en un extremo el dormitorio de la madre. En la parte central de la pasarela la altura se modera con la ubicación de cuchetas en altura. Esto forma parte de una imagen sumamente informal, como improvisada, vinculada al carácter de temporaria que tiene la casa. La ubicación de dos árboles hizo necesario separar netamente una de las partes, lo que dio lugar a una escalera y a una transparencia que, repetida en forma más discreta en otros lados, busca una simbiosis con el bosque que la rodea y su luz tan singular.
Casa Kóhli y su Sistematización
El mismo grupo de trabajo que construyó la casa Kóhli se planteó el desafío de llevar ese proyecto concreto de particularísimas características a una sistematización, tanto de proyecto como constructiva, que permitiese afrontar la ejecución racionalizada de doscientas viviendas seriadas.
En el origen de esta idea está la necesidad de replantear la manera de vivir un espacio, de enseñar a habitar, esa sabiduría que Heidegger ve como ya perdida en el mundo contemporáneo.
El uso de la madera -particularmente las excelentes maderas duras argentinas- requiere por parte del habitante una necesidad de pensar de nuevo la vivienda. La falta de costumbre y a su vez el desprestigio de la madera como material (casas prefabricadas, baratas y precarias) pueden transformarse en estímulo para ver con ojos nuevos una vivienda que se separa enormemente de los proyectos "tipo", casi departamentos ciudadanos puestos sobre un terreno cualquiera, sin considerar lugar geográfico ni clima, ni materiales y mano de obra lugareña.
Las viviendas, con cuatro prototipos distintos y posibilidades diferentes de acoplamiento y crecimiento, se estructuran en torno de una pasarela en la cual se incluyen todos los servicios de la vivienda: baños, cocinas, redes de instalaciones, baulera, cuchetas, escaleras, circulaciones. Es alrededor de ella que van adhiriéndose o acoplándose los espacios habitables con sus distintos usos.
La pasarela estructura tanto el espacio interior como el exterior de la casa (cerramientos que al rebatirse se transforman en galería ganando exterioridad).
La estructura maderera se combina con construcción tradicional de ladrillo, respon¬diendo a necesidades de rigidez, barrera acústica e ignífuga en los acoplamientos.
Los muros, la pasarela y los paneles de madera crean una dinámica de interrelaciones incontables, con lo cual, la personalización, la caracterización y la falta de monotonía surgen solas, sin buscar soluciones artificiosas ni decorativas.