MADRID V | Pablo Paniagua

En un rotundo edificio de los 70 del barrio de Salamanca madrileño,
los 250 m2 de este ático han sido el escenario donde el decorador  Pablo Paniagua ha desplegado todo su buen hacer. Laintervención fue integral, solo se respetaron fachadas y elementos estructurales. Ahora, un único pasillo distribuye las habitaciones
y un mismo espacio funciona como gran salón-comedor con biblioteca y acceso a la terraza. El interiorista comenzó dotando de curvas a las paredes y panelándolas con un roble patinado, que replicó en suelos, puertas y muebles. Luego diseñó celosías con barrotes de esa misma madera
para separar estancias y encargó un precioso terrazo in situ que dibuja ondas en los pavimen-
tos del baño y la cocina. Por último, creó una mezcla atrevida y contundente de iconos con
diferentes texturas. “La selección de muebles debía ser cuidadosa, de autores reconocibles y
materiales nobles. Nos centramos en el siglo XX europeo, sobre todo francés, italiano y es-
candinavo, al que sumamos elementos diseñados por nosotros”, explica. A ello añadió sedas
caldero y azul marino y toques cromáticos que responden a una libertad en el uso del color.
Es una decoración diversa, fuerte, alegre y con personalidad que sirve de base para el arte de
los propietarios, en su mayoría obras de artistas españoles de mediados del XX, como Jesús
de la Sota o José María de Labra.

Esta casa deja clara una forma de entender el mobiliario más allá de su mera función. Las piezas tienen pasado, autores que las pensaron y manos que las hicieron y una vez encajadas en el proyecto cuentan mucho sobre la visión estética de sus dueños.