concurso monasteiro de san Agustin | Massimo Nodari

Si analizamos la tipología del complejo existente se deducenclaramente los principios que caracterizan este proyecto: las estructuras murales en piedra del Convento contienen las de los patios de madera, que se pueden claramente considerar como objetos “incluidos”. “Por su alta calidad arquitectónica y por su característica distributiva típica, estos últimos son el “corazón” del complejo.

Sin embargo, su posición central y sus nuevas funciones hacen necesaria e imprescindible la construcción de una nueva relación con la ciudad. Por lo tanto, todos los nuevos elementos del proyecto están puestos “intra muros”, según los criterios de reversibilidad y máximo respeto de lo que ya existe.
El proyecto (con la excepción del edificio Bethlemitas), no prevee ninguna importante demolición; la construcción ( montada en seco ) de todas las obras (montaje de las estructuras metálicas recubiertas con tableros de madera), garantiza una total reversibilidad de las intervenciones y una lectura precisa de las relaciones entre las nuevas estructuras y las antiguas. El proyecto se compone de un conjunto de partes funcionalmente autonómas: la plaza, la sala de congresos, el teatro/conciertos, el museo y la cafetería.Todo esto permite una articulación muy flexible de las nuevas funciones: una de las salas de conferencias puede ser eliminada, convirtiendo la mitad de los espacios de la Iglesia en una plaza cubierta, en directa relación con la nueva Plaza Guillermo Rancés; es también posible evitar la construcción de la estructura emparrada de la cafetería que da a la calle Anchieta o programar estas intervenciones de forma autonóma y sucesiva, según las exigencias económicas
Tradicionalmente los Conventos son estructuras cerradas y protegidas; en esta transformación con nuevas funciones (conferencias, espacios de estudio y de exposición, escuela de arte y Universidad) hay que construir nuevas relaciones con el exterior y con la ciudad. En el proyecto, todo esto se crea en dirección longitudinal, uniendo la nueva Plaza Guillermo Rancés con la Iglesia y los espacios expositivos, y en dirección transversal con la creación del “transepto de luz” en la Iglesia, la cafetería al otro lado y los recorridos relacionados a través del patio de los cipreses.
Las estructuras de la sala de conferencias y del museo se colocan autónomamente en la nave central de la Iglesia y delimitan acústicamente las plateas dejando claros los espacios de alrededor . Por debajo de las plateas se obtendrán los locales técnicos y los aseos. El espacio de alrededor (naves laterales) se empleará como espacio expositivo (museo histórico del convento de San Agustín) y desarrollará, al mismo tiempo, el papel de “foyer”. Uno de los dos elementos puede ser utilizado también como teatro, empleando el ábside existente como torre escénica; para los conciertos sinfónicos, el control acústico se obtendrá gracias a un techo ortofónico . Se dispondrá, para cada auditorio, de 204 asientos con la posibilidad de llegar hasta 250 cubriendo el foso.Los altos tableros de corredera que controlan el cierre de las ventanas del clerestorio tienen también la función de superficies expositivas.

Los materiales escogidos son los que pertenecen a la tradición local, montados y empleados de tal forma que resulten claramente distintos de los antiguos, para obtener una mejor comprensión de la estratificación histórica de las intervenciones. Se prevee utilizar la piedra Molinera para el solado de la Plaza Rancés y de la Iglesia, estructuras metálicas recubiertas de tableros de madera roja para los volúmenes de los auditorios; se empleará el mismo tipo de madera para la cafetería. Sin embargo se utilizará el cristal, dada su característica de transparencia , para separar los espacios funcionales para poder dejar permeabilidad visual en el interior de la nave de la Iglesia.