Nursery School “La Monsina”

En la periferia de una pequeña población de la Vega Baja alicantina ,Callosa del Segura, donde se fue a construir una Escuela infantil, de primer y segundo ciclo. Ésta se concibió como un nexo de unión entre dos mundos muy diferentes, el mundo de los niños y el de los adultos; inocencia, juego, sorpresa, descubrimiento, fascinación y los sentidos y por otro lado responsabilidad, trabajo, jerarquía, funcionalidad, economía y lo racional. Desde un inicio, y hasta la materialización, se atendió a la ambigüedad y dualidad existente entre esos dos mundos, y a las relaciones entre ambos. Por un lado se presta atención a las sensaciones, al juego de escalas y al ir descubriendo desde no más de un metro de altura los espacios que alberga, y por otro a una sectorización del espacio por medio de piezas que se suceden y ordenan para un perfecto control, transparencia y funcionalidad a una cota superior al metro y medio. Así el acceso a la escuela se produce a través de un paseo que comienza en el espacio público, en un exterior cubierto, que te recoge desde la calle y te proyecta al interior como el espejo a Alicia, y a modo de un juego introduce a los niños hacia el interior del edificio, estableciendo al mismo tiempo una clara diferenciación entre el lo público y lo privado. La envolvente de la escuela se transforma en un continuo pliegue que resuelve las cuestiones de orientaciones, iluminación y ventilación. Una gran cubierta que adapta su forma respecto a los paramentos verticales según el reloj solar, para protegerlos siempre, acoge todas las piezas, creando en su parte superior una descomposición de planos que facilita la iluminación y ventilación de los diferentes espacios funcionales de la escuela. Bajo esta cubierta se cobijan las piezas de las aulas, como si de un palio complejo se tratase. De este modo los niños van pasando por distintos espacios interiores-exteriores con variaciones de altura, activando las sensaciones visuales y espaciales. El espacio que define la cubierta lo perciben los pequeños como un continuo visual, donde sus orientaciones principales serán unos muros rectos, radiales, que dividen las aulas, tematizados, donde cuelgan sus bolsas, sus trabajos, donde se escribe en la pizarra… El resto de particiones están chapadas, en un modesto azulejo 10x20, aparejado en vertical, que permite la adaptabilidad a los paramentos curvos que albergan en su interior zonas de servicio, o con los que se revisten las piletas de las aulas, o se chapan frentes de puertas…Su uso aquí aporta inalterabilidad e higiene. Un material de acabado económico y servil, recuperado aquí del imaginario tradicional, para los más pequeños. El color puro, neutro, de estos azulejos, y sur reflejos elegantes, permitirán la reflexión de la luz en su superficie integrando estas piezas chapadas como paramentos luminosos que salpican agradablemente todas las estancias de los niños. Las aulas se expanden hacia un gran patio central, común, que funciona como una zona de juegos que, conectada, dialoga con el resto de la parcela. En su perímetro exterior todas las aulas aparecen asociadas al gran jardín que constituye el resto de la parcela que se muestra como una extensión de éstas, protegidas del sol y la lluvia por zonas cubiertas.