Shrinkingcities Traces of the Future Leipzig | JUAN CARLOS PELLEGRINI RICCARDI

URBE Y CIUDAD Leipzig / Germany / 2004

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URBE Y CIUDAD
TODO LO SOLIDO NO NECESARIAMENTE SE DESVANECE EN EL AIRE

No se puede pensar la ciudad desde la base de reunión de los hombres alrededor de las actividades primarias. Es como pretender, (me nace una analogía médica) que la vida del hombre esté regida por energía automática y solamente por ésta. Si esto se verifica, tanto la ciudad como el hombre están condenados.
Los nuevos espacios públicos, las main streets (calles principales) de los años sesenta, los shoppings de los años ochenta, están condi-cionados por los avatares comerciales y la moda, son continentes precarios de actividades primarias y vanales del hombre ¿no será que detrás de esta aparente vanalidad de la vida moderna aparece una necesidad mas profunda, un afán latente que hace congregarse a los hombres con el objeto de formar ciudad? Se necesita de la lucidez de los políticos para captar esta fuerza, esta energía social, y conducirla al destino de la ciudad. La ciudad espiritual, la ciudad política, hacen posible la ciudad material, la ciudad construida, la urbe. Vienen al recuerdo las palabras de Nicias cuando en las playas de Siracusa les habló a los soldados atenienses: "Vosotros mismos sois la ciudad, allá donde decidáis asentaros... son los hombres, no los muros y los navíos sin ellos, los que dan forma a la ciudad".
Sobre la contundente sentencia pronunciada por un gran estadista de la América Románica: Los animales se procuran una guarida, el Homrbre construye una morada en la tierra, eso es la Patria, debiera profundizarse que ocurre con el encogimiento de las ciudades,...
Sobre un reportaje al notable ensayista Marshall Berman, fuente de inspiración de las presentes reflexiones, de este ensayo que lo propongo sencilla y simplemente como trabajo práctico.
Es válida la descripción de los fenómenos que apunta Berman que ocurren en la transformación de las ciudades modernas y sus consecuencias recíprocas: ciudadurbe. Lo que no parece traslucir el artículo en ningún apartado es la raíz política de la ciudad. Por eso es que si la urbe es materia de urbanistas, es así siempre y cuando esté precedida y acompañada por decisiones políticas, que cuando son saludables y virtuosas se aprecia en sus consecuencias recíprocas.
Se aprecia en lo construido y en sus habitantes. Caso contrario te-nemos a la vista las suburbanizaciones como recuerda Berman, "idea de la Nueva Izquierda que acabó provocando un empobrecimiento de la vida ciudadana", yo agregaría, que ha exacerbado el anónimo tedio del hombre, del ciudadano que pasa automáticamente por la vida, o mejor dicho por la muerte de la ciudad. Un amigo arquitecto en los años setenta llegó a afirmar, que había más vida en las villas de emergencia que en estas suburbanizaciones, verdaderos depósitos de gentes. Cuando aludo a decisiones políticas saludables me refiero a la justicia, prudencia y equidad que deben emanar del Estado, para que todo lo sólido no se desvanezca en el aire. Como para pen-sar,... que este enunciado pueda responder provisoriamente al ensayo de Marshall Berman: "Todo lo sólido se desvanece en el aire". Es tan así que sin una política no podrá haber urbanismo, ni arqui-tectura a la medida del hombre, ni el ciudadano que despliegue sus potenciales creativos en la pretendida comunidad que hace a la ciudad. Habría que pensar en el acto estético de la fundación de la ciudad, que como toda obra de arte que se precie de ser una obra maestra está vinculada con lo cósmico.
Se trata de mucha exigencia, pero cuando hay un estado justo, prudente y equitativo se ponen en evidencia los resultados, hay ejemplos a lo largo de la historia que así lo demuestran.
Por estado debe entenderse a la gente que hace el estado, y no a las leyes y códigos, o los actuales políticos siniestros y esclavistas, alineados con los poderes mundialistas, en última instancia me refiero a los verdaderos políticos, conductores de pueblos, que con la prudencia a la que aludo puedan moderar y modelar políticas de cara al tercer milenio. Y en medio de la tensión reinante, resultado de la regionalización primero y globalización después, aproximar un derrotero capaz de navegar la desmesura que plantea la geopolítica de la globalización y recién en todo caso, a una escala más humana, pensar en "fundar ciudades nuevas o conservar las ya fundadas".
La historia en general, la crítica arquitectónica, la arqueología se han encargado habitualmente de destacar los atributos formales, funcionales y en el mejor de los casos, la belleza de las proporciones de lo construido por el hombre griego.
Cuando Berman se retrotrae al ágora griega, a la asamblea en ese espacio pitagórico, no hay que olvidar que la reunión de las personas en dicho espacio no era simplemente el encuentro, el diálogo, o el cambio de opiniones, o la simple movilidad hacia un centro. No, no era solamente lo expuesto más arriba lo que reunía a los ciudadanos sino el hecho que el ágora era el centro de la ciudad donde des-cansaban los restos del héroe fundador de la misma, héroe no exclusivamente en el sentido de la guerra; podía ser un poeta, un atleta, un político, la reunión se producía fundamentalmente alrededor de la conmemoración, decididamente alrededor de un hecho trascendente. ¡Qué difícil resulta pensar así hoy!,... pero si la ciudad subsiste es porque la sostiene algún símbolo que subyace.
Y para los romanos...¿Qué es la cosa pública sino cosa del pueblo? Es, pues, cosa común de la ciudad. Pero ¿qué es la ciudad sino multitud de hombres reunidos en un mismo cuerpo viviendo de vida común? Por esta razón se lee en los políticos romanos: "Una multitud de hombres errantes y dispersos se unen por la concordia y viene a ser ciudad". Berman dice: "Los espacios públicos serán algo fundamental en la vida de las ciudades". Yo agrego, siempre lo fueron y lo serán, el hombre es un viviente gregario y sin estos es-pacios públicos es muy difícil entender la ciudad.
En la cita que hace de Le Corbusier referida a la especificidad de los espacios ciudadanos, y particularmente la separación de las actividades del hombre en compartimentos estancos, quiere señalar el fracaso de esta idea, al no entenderse a la ciudad como un organismo. Sin embargo, bucea en la probabilidad de encontrar en algunos en-sayos una luz que lo oriente, toma el trabajo revolucionario de J.J. Jacobs de los años sesenta para ver la ciudad desde adentro, según Berman desde el barrio, y desde ahí, desde políticas de vecindades entender la ciudad como un todo. Es como pensar que el hombre, como tal, es desde sus extremidades, sus órganos, sin tener en cuenta lo primordial: su alma o su espíritu.
O cuando recuerda la separación en estratos sociales específicos, universidades sólo para negros, empleo sólo para mujeres y piensa que "la gente quiere vidas más cosmopolitas y salirse de esos ghetos"; concluye en que "la vida de las personas se ha ido internacionali-zando y eso hizo que se juntaran mas, descubriendo esperanzas y problemas conjuntos".
Va como intentando por sucesivas aproximaciones de experiencias literarias profetizar sobre la ciudad futura.
Quiero abrir estas reflexiones pensando en el tercer milenio y en la grandiosa acrópolis de Atenas, y el Partenón especialmente; anhelando que en el futuro se recuerde a los políticos, que como en la mayoría de los tratados y enciclopedias lo hacen del pasado con la figura de Pericles, el político en primer término, y en las de los ar-quitectos Ictinos, Calícrates, Fidias, a renglón seguido, signo de que se ha hecho ciudad.
Un perfil de proyecto político se desplegará alrededor de los términos urbanismo y política, como si se tratara de una geometría dinámica representada por helicoides que se entrelazan, en el campo del término mayor: la geopolítica, una geopolítica centrípeta, una geopolítica humanística, una geopolítica de la comunidad artística. Una obra de arte, la tarea del conductor, del gobernante, como cincelar una masa humana (como para Rodín los burgueses de Calais), la de modelar una sociedad justa.
Pienso que el aporte que podemos y debemos hacer a la ciudad los arquitectos, pasa no solamente por nuestra intervención sobre lo construido, en el mejor de los casos, la ciudad se transforma, nace, crece o muere motivo de decisiones políticas o económicas, poco podemos hacer al respecto, pero gracias a nuestra intervención se modifica el espacio y su expresión mayor, “el lugar”, luego necesariamente ese lugar modela, transforma a los hombres que lo habitan.
En la historia como en la naturaleza, existe un ritmo, una sucesión rítmica de épocas y de períodos, una alternancia de tipos diversos de culturas, de flujos y reflujos, de afloramientos y hundimientos. La periodicidad y el ritmo son lo propio de toda vida. Se puede hablar de épocas orgánicas y de épocas críticas, de épocas diurnas y nocturnas, sacras y seculares.
Es singular comprobar que este fin de un viejo mundo y este nacimiento de un mundo nuevo se presentan simultáneamente a unos como una revolución y a los otros como una reacción. La sustancia misma de esta filosofía consiste en no tener ninguna relación con el pensamiento de los tiempos modernos, que ya se han cumplido. Los principios espirituales de los tiempos modernos, si es que los hubo, están gastados, sus fuerzas vitales se han agotado.
Es el pensamiento de otro mundo que acaso comience en este tercer milenio con la hora de los pueblos como verdadera revolución incruenta, para que los hombres, los pueblos, la gente, la ciudad objetivada y armónica , predomine con carácter irreductible sobre las desigualdades humanas, desigualdades sin vocación reivindicativa. Cuando al hombre se lo priva de su rango supremo, se desconoce sus altos fines, se lo sacrifica en beneficio de entidades superiores obsoletas y petrificadas.
Si gobernar es crear trabajo, y este trabajo a su vez es sustento de dignidad, es imprescindible pensarlo desde ángulos diversos y novedosos, a la luz de su escasez o de instrumento de dominio de los pueblos. Las sociedades futuras serán ciertamente laboriosas pero basadas en el trabajo cualitativo, en la libertad otorgada por el trabajo fundado en lo espiritual y material. El trabajo mismo tiene que ser concebido como una creación del orden del espíritu. El capitalismo y el socialismo han mecanizado el problema del trabajo, y por ello ese problema no ha existido a sus ojos. La limitación de las necesidades y un gran esfuerzo de trabajo creativo es imperioso diseñar en vista de vivificar a las actuales comunidades empobrecidas fundamental-mente desde lo espiritual.

El proyecto, como un gran espacio virtual ciudadano, una geometría urbana centrípeta, que a la manera de las antiguas loggias quiere ser un símbolo de contención y concentración, propone un ámbito a una escala relacionada con la ciudad, una gema de cristales que en planos sucesivos y alternativas diversas de transparencia y color intenta fundamentalmente proteger más a la ciudad que a la urbe, en un prisma al revés, es una gran caja dada vuelta, cuya antropometría no busca lo monumental sino incluir e influir al hombre en sus trazados , a descubrir el origen rítmico-cíclico-cósmico, pitagórico musical, como el mismo origen de misterio de la vida en su vinculación con las profundidades insondables del Hombre, materializando un espacio luz, dinámico, de cristal, que de las profundidades oscuras en que nos encontramos hoy, pretende emerger a lo cósmico, impregnado de las proporciones áureas a modo de entidad generativa, promotora y protectora.
Según Paul Valery "A Grecia le debemos la disciplina del Espíritu, el ejemplo extraordinario de la perfección en todos los órdenes... La geometría griega ha sido ese modelo incorruptible, no sólo propuesto a todo conocimiento que tienda a su estado perfecto, sino también modelo incomparable de las típicas cua-lidades del intelecto europeo... ". Precisamente del espíritu europeo que señala Valery parecieran emerger un sinnúmero de azarosas alternativas de esa geometría suscitante. Geometría, que en el des-pliegue de sus trazados engloba estas latitudes y al que suscribe, ya sea ensayando formas, buscando una forma. Es una geometría cósmica, y en ese sentido se podría decir que cada forma es el lugar geométrico de la vida. La morfología del proyecto acá presentado intenta el émulo semántico de marras.
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    Project details
    • Year 2004
    • Client Concurso Internacional Shrinkingcities
    • Status Competition works
    • Type Urban Renewal
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