The home of the cabinetmaker | Twobo

The house we modified had only two tenants since it was built 100 years ago.
The last of them was a well-known cabinetmaker that would not stop filling the place with cabinets, some of them huge and intrusive, piling up relentlessly over time until time forgot about them.
The property is deceivingly deep. The classic ensanche hallway goes for over 25 meters of low-light areas and lighter ones. Perspective in its purest form. A dark center in the middle of the visual journey. Pile up these features in the right order and you end up with an amplified sense of depth.
How could we bring together this stretch of space and time?
We blew out the hallway thus vanishing… the vanishing point. Instead of building up with volumes of cabinets, we built up layers upon layers of light and rooms.
And instead of “huge and intrusive”, we added three big wood furniture structures to honor the cabinetmaker.
These volumes are reminiscent of something from the Far East, bringing day-today life to a pause. Multifunctional cabinets that float through layers and areas.
An interstice that barely touches the floor, ceiling or walls as a way to show respect and keep the essence of an ensanche flat: The old fashioned tile floors,
the frames in the ceiling, the original woodwork.

[ES]

La casa que intervenimos solo tuvo dos inquilinos desde su construcción, hace más de 100 años.

Su último habitante fue un reconocido ebanista que llenó compulsivamente la casa de grandes muebles que apenas te permiten pasar entre ellos.  Al entrar uno siente que todo se ha escapado de la corriente del tiempo, todo en la casa se ha amontonado, el tiempo y el espacio.

La casa se hace extremadamente profunda y oscura en su centro. El clásico pasillo del ensanche recoge una visual de 25m. Toda ella se aleja por efecto de la perspectiva y la falta de luz.

Hemos querido acercarla sin perder la densidad del tiempo y el espacio que la han moldeado. Perder el pasillo y el punto de fuga, y en vez de eso, superponer planos y añadirle capas. Acercar en vez de alejar, abrirse al espacio y a la luz.

Como un recuerdo de su último habitante, y de su oficio, 3 grandes muebles de madera se superponen al espacio, añadiéndole usos.  Apenas tocan nada. Ni el techo, ni el suelo ni las paredes. Respetando en todo momento la esencia de los pisos del ensanche: Suelos hidráulicos, techos con molduras, las carpinterías originales...

Estas tres piezas de madera recogen algo oriental, una pausa, un intersticio, umbrales para el día a día.

Photography: Jose Hevia