Girona St. Apartment | Raúl Sánchez Architects

This spacious and large apartment is located in a noble estate from the end of the 19th century, and enjoys a privileged position facing both Girona street and a large interior courtyard typical of the Barcelona ‘eixample’, additionally, the apartment enjoys extra ventilation and lighting through a beautiful interior patio with wooden carpentry and tinted glass. This condition of the apartment is precisely what dictated its transformation and refurbishment: a long walnut wood front, dark and elegant, with an open pore, starts from the living room next to Girona street, and runs the entire length of the apartment, 21 meters, until it reaches the gallery that leads to the inner courtyard of the block. Along this interior wooden façade, spaces with a more collective use follow one another, and their width is always oversized, to be living spaces, not just passing-through, mixing rooms with a more defined use, such as the living room or the dining room, with other more ambiguous ones, such as the cozy space next to the interior patio, which receives light through the original blue-tinted windows. The importance of this interior cutting plane/facade is reinforced by providing it with a beginning and an end: in the living room, a 'picture' of brass and stainless steel finishes it off; towards the gallery, a pivot door of the same dimensions receives the same materials, but this time it changes position, insinuating an immaterial union of these two metal fronts at each end of the plan. Beyond this pivot door, the wooden front slips into the room to indicate that this space has a hybrid label, being able to be both a bedroom and a room for common use.
All the common spaces are united by the same white microcement flooring, while recovered hydraulic mosaic floors are arranged in strategic places; continuing the axis of the wooden plane towards the living room by means of two types of mosaic sliding between each other, or welcoming in the access and directing the steps towards the dining room. For the rest, different pieces of integrated furniture, all designed specifically, use color tones intentionally far from the colors of the mosaics or wood, adding counterpoints of color to a mostly calm interior.
On the other side of the walnut façade, are the rooms that are more private or in need of privacy. Their entrances are hidden from the front, with all the flush doors, and each of these spaces follows its own law, as if they were independent rooms that share the same access street: the kitchen opens onto the dining room like a green world with a white and yellowish band on the marble front; the shared bathroom plays with different niches and shades of green and yellow, matt and shiny, while the bedrooms are calmer environments with oak wood floors and accents in blue through wall coverings or textile designs by Catalina Montaña, made expressly for this project.
Last not least, there is a vague intention of leaving the spaces somehow unfinished, with a subtle incomplete character, opening up the different options for occupying and using them.

Name of project: Girona St. Apartment
Location: ‘Eixample Dreta’ neighborhood, Barcelona

Team:
Architecture: Valentina Barberio, Paolo Burattini, Flavia Thalisa Gütermann, Dimitris Louizos, Albert Montilla
 
Structure: Diagonal Arquitectura
enginnering: Marés ingenieros

Textile design:
Catalina Montaña (www.catalinamontana.com)

Photography:
José Hevia (www.josehevia.es)

ART
Art courtesy of Victor Lope Arte Contemporáneo (https://www.victorlope.com/)
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Project: 2019-2021
Construction: March 2022- February 2023
Client: Private
Built sqm: 170 m2
Budget <300.000€
 

[ES]
Este espacioso y largo apartamento se encuentra ubicado en una finca noble de finales del siglo XIX, y disfruta de una posición privilegiada dando fachada tanto a la calle Girona como a un amplio patio de manzana típico del ensanche barcelonés, además de contar con ventilación e iluminación adicional a través de un bonito patio interior con carpinterías de madera y vidrios tintados. Precisamente esta condición pasante del apartamento es la que dictaminó su transformación y reforma: un largo frente de madera de nogal, oscura y elegante, con el poro abierto, parte desde el salón junto a la calle Girona, y recorre toda la longitud del piso, 21 metros, hasta llegar a la galería que da salida al patio interior de manzana. A lo largo de esta fachada interior de madera se van sucediendo los espacios con un uso más colectivo, y su anchura está siempre sobredimensionada, para ser espacios de estar, no sólo de paso, mezclando salas con un uso más definido, como el salón o el comedor, con otros más ambiguos, como el acogedor espacio junto al patio interior, que recibe iluminación a través de los vidrios originales tintados de azul. La importancia de este plano de corte/fachada interior se refuerza dotándolo de un principio y un final: en el salón, un ‘cuadro’ de latón y acero inoxidable lo remata; hacia la galería, una puerta pivotante de iguales dimensiones recibe los mismos materiales, pero esta vez cambiados de posición, insinuando una unión inmaterial de estos dos frentes metálicos en cada extremo del piso. Más allá de esta puerta pivotante, el frente de madera se cuela en la habitación para indicar que este espacio tiene una etiqueta híbrida, pudiendo ser tanto un dormitorio como una sala de uso común más.
Todos los espacios comunes están unidos por un mismo pavimento de microcemento blanco, mientras que suelos de mosaico hidráulico recuperados se disponen en lugares clave, continuando el eje del plano de madera hacia el salón mediante dos tipos de mosaico deslizados entre sí, o dando la bienvenida en el acceso y dirigiendo los pasos hacia el comedor. Por lo demás, distintas piezas de mobiliario integrado, diseñadas todas exprofeso, usan unos tonos de color alejados intencionadamente de los colores de los mosaicos o de la madera, añadiendo contrapuntos de color a un interior mayormente sosegado.
Al otro lado de la fachada de nogal, se encuentran las habitaciones más privadas o con más necesidad de aislamiento. Sus entradas se disimulan en el frente, con todas las puertas enrasadas, y cada uno de estos espacios sigue una ley propia, como si fueran estancias independientes que comparten una misma calle de acceso: la cocina abre hacia el comedor como un mundo verde con una banda blanca y amarillenta en el frente de mármol; el baño compartido juega con distintos nichos y tonos de verde y amarillo, mate y brillantes, mientras que los dormitorios son entornos más calmados con suelo de madera de roble y apuntes en azul mediante revestimientos de pared o los diseños textiles de Catalina Montaña, hechos expresamente para este proyecto.
Por lo demás, hay una vaga intención de dejar los espacios algo inacabados, con un sutil carácter incompleto, abriendo las distintas opciones de ocuparlos y usarlos.