Casa-Jardín | Al Borde

Conocoto / Ecuador / 2020

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Jose studied ecology, has always approached nature, feels part of it blurring the boundaries between him and his surroundings. His house tries to do that too, spreading its elements on site and turning the garden into its circulation. José and his house question the comfort standards. For getting from bed to bathroom, you have to walk outside. Showering takes place in the middle of the plants in his greenhouse. There are places where people do not know whether they are garden or house, or a house built by the garden.


The idea of a house in symbiosis with its natural environment makes us imagine structures living and dying with us.  The first reference was how people fence their properties in the Ecuadorian rurality. The solution starts with a tree (Euphorbia laurifolia) commonly known in Spanish as "Lechero" due to the latex that it springs when cutting it. It has an easy way to reproduce it by stakes, allowing a simple organization at your convenience, allowing a simple planting order at your convenience.  That means finding a Lechero tree; cutting it a branch of the size, you need for your fence, and plant it directly as a pole fence. The branch will take roots and continue its life cycle.


Research brought us to Cochasquí Archaeological Park. There we found replicas of how historians supposed the Quitu Cara (pre-Inca civilization settled in Ecuadorian northern highlands, since approximately 500 B.C) houses were built. The house was structured from a circular rammed earth wall built around a Lechero tree of approximately 4m high planted in the center during construction time. Tree and rammed earth walls are linked with “chaguarquero” beams (blue penco or Andean American Agave) and tied with “chilpe”, a vegetable fiber string made of green penco leaves or Agave Sisalana. Finally, the structure is covered with andean straw (Calamagrostis Effusa). The live Lechero column was cut at both ends, trunk length variation is minimal and over years new branches and leaves will grow allowing it to follow its life cycle, the Lechero crossed the cone vertex of the roof reaching the sun. The foundations of this central column were strengthened over time as their roots grew. Wood rot is not an issue, just needs to water the structure periodically.


These lessons of vernacular architecture in the interstices between the house and the garden: the structure that builds the habitats born from the garden, is alive. The greenhouse-shower is covered with polycarbonate, supported by a Lechero poles tensioned structure. Modeling a grid of living columns has its charm. The poles' height in the greenhouse is the same as the living fences poles. It worked in rurality and worked here. The burden they bear is minimal, allowing us to make radically basic and primitive details.


Pooping for José is a ritual, between him and nature there is only glass. The advantage that your private space is a little bit isolated from neighbors is not to worry about pudorous stares. We imagine that guests will have many anecdotes to tell after visiting him. On each corner of the cubicle is a Lechero tree that supports a light cover made of plywood and protected with an asphalt fabric. Over here, the trees sized about 3m high and are 1m buried on ground. 


We learned from the rural tales to prune them completely before replanting. After few weeks, the first sprouts came out; it is impressive how easy these trees can be transplanted: from 46 we used, only 5 died and had to be replaced.


Finally, four trees welcome the main pavilion, the social area for receiving family and friends. Trees hold a polycarbonate cover supported in chaguarqueros tied with chilpe. The interior space is for cooking, eating and sleeping; sheltering and keeping a comfortable temperature, looking at the surrounding terrain, valley and mountain range. The same soil removed in the excavation was used for load-bearing adobe walls; they rest on a stone foundation that also works as a skirting board.


The wall built in a “C” shape let the main facade to be a big glass-wood structural carpentry. The roof distributes its weight over a wooden base. The roof span is solved by two standard section beams; the section is reinforced tying up a similar piece, and over them wooden staves, waterproof fabric, earth and brick tiles, between which bad weeds will grow.


The project is complemented by a permaculture system developed and built by José himself, which he describes as follows: The house is not plumbed into the sewage system: black water is cleaned through a filter with red worms (Eisenia foetida); gray water from cleaning with biodegradable soaps goes through a grease trap and a dwarf papyrus (Cyperus haspan) filter. The filtered water from the two systems feeds various fruit trees. The organic waste goes to a composter that mainly feeds the soil of the vegetable and medicinal plant gardens. In this system, native-wild plants have been kept to attract insects and birds from the area, controlling the proliferation of possible plagues. It works as a biological control in situ.


Architects: Al Borde 


Collaborators: Iara Pezzuti & Ippolita Barnato


Construction Management: Diego Ledesma


Structural Engineering: Patricio Cevallos


Location: Conocoto, Ecuador


Design: 2018 - 2019


Construction: 2019 - 2020


Construction: Miguel Ramos & José Fabara


Photography: JAG Studio & Al Borde


[ES]


José estudió ecología, siempre se ha acercado a la naturaleza, se siente parte de ella desdibujando los límites entre él y su alrededor. Eso intenta hacer su casa también: dispersa sus partes en el terreno y hace del jardín su circulación. José y su casa cuestionan el estándar de comodidad: para ir de la cama al baño hay que salir y la ducha sucede en medio de las plantas de su invernadero. Aparecen lugares que no se sabe si son jardín o casa, o una casa construida por el jardín.


La idea de una casa en simbiosis con su entorno natural, nos hace imaginar estructuras que vivan y mueran con nosotros. Encontramos una primera referencia en la ruralidad ecuatoriana y la manera en que la gente cerca sus propiedades. La solución parte de un árbol (Euphorbia Laurifolia) que se conoce comúnmente como “Lechero” debido al látex que brota al momento de cortarlo. Se reproduce fácilmente por estacas, lo cual permite organizarlos a conveniencia de manera muy sencilla. Es decir, encuentras un árbol de lechero, le cortas una rama del tamaño que necesites para tu cerca y lo plantas tal cual en tu lindero. La rama echará raíces y seguirá su ciclo de vida.


Investigando acerca de este método constructivo llegamos al Parque Arqueológico de Cochasquí, encontramos réplicas de cómo se cree que eran las viviendas de la cultura Quitu Cara según algunos historiadores. Los Quitu Cara fueron una civilización pre-inca que se asentó en la sierra norte del Ecuador aproximadamente desde el 500 d.c. La vivienda se estructuraron a partir de un muro circular de tapia construido alrededor de un lechero de 4m de altura aproximadamente, plantado en el centro al momento de la construcción. El árbol y los muros de tapia, se conectaban con vigas de “chaguarquero” (penco azul o Agave Americana Andina) y se amarraban con “chilpe”, una cuerda de fibra vegetal hecha de las hojas del penco verde o Agave Sisalana. Finalmente la estructura se cubría con paja de páramo (Calamagrostis Effusa).La columna viva de lechero fue cortada en sus dos extremos, la variación del largo del tronco es mínima y con el paso de los años le crecían nuevas ramas con hojas que le permitían seguir su ciclo de vida. El lechero atravesaba el vértice del cono de la cubierta en búsqueda de sol. Los cimientos de esta columna central se fortalecían con el paso del tiempo mientras sus raíces crecían. Con esta tecnología no hay problemas de pudrición de la madera, solamente es necesario regar la estructura periódicamente.


Aplicamos esas lecciones de la arquitectura vernácula en los intersticios entre la casa y el jardín. Es decir, la estructura que construye los habitáculos nace del jardín, está viva. El invernadero-ducha, se cubrió con planchas de policarbonato sostenidas por una estructura tensada entre postes de lechero. Modular una malla de columnas vivas tiene su encanto. La altura de los postes del invernadero es la misma que tienen los postes de las cercas vivas. Funcionan en la ruralidad y funcionaron aquí. La carga que soportan es mínima, lo que nos permitió hacer detalles radicalmente básicos y primitivos.


Evacuar el vientre para José es un ritual, entre él y las plantas sólo existe un cristal. Una ventaja de que su espacio privado esté aislado de la vecindad, es dejar de preocuparse por las miradas de los pudorosos. Nos imaginamos que sus invitados tendrán alguna anécdota que contar después de visitarlo. En cada esquina del cubículo hay un lechero que sostiene una cubierta muy ligera hecha de madera contrachapada protegida con manto asfáltico. Acá los árboles tienen alrededor de 3m de altura y están enterrados 1m en el suelo.


Aprendimos de los relatos rurales a podarlos completamente antes de volver a plantarlos y a las pocas semanas empezaron los primeros rebrotes. Es impresionante la facilidad con que estos árboles pueden ser trasplantados: de 46 árboles que utilizamos sólo 5 murieron y tuvieron que ser reemplazados.


Por último, cuatro árboles más dan la bienvenida al edificio principal. Sostienen una cubierta de policarbonato que se soporta en chaguarqueros amarrados con chilpe y conforman el área social, para recibir a familia y amigos. El espacio interior es para cocinar, comer y dormir, dando cobijo y manteniendo una temperatura estable, mirando al terreno circundante, al valle y a la cordillera. Usamos la misma tierra del desbanque para la construcción de un muro portante de adobe, este a su vez se apoya sobre una base de piedra que además, funciona como barredera.


El muro con forma de “C” permite que la fachada principal sea un ventanal de carpintería estructural. La cubierta distribuye su peso sobre una solera de madera y salva la luz a través de dos vigas de sección común, que para lograr su fin, requieren de un refuerzo, que es otra pieza similar simplemente atada, colaborando en la parte de la viga que más trabaja. Encima: duelas, un manto impermeable, tierra y tejuelos, entre los cuales esperamos ver cómo crece la mala hierba.


El proyecto se complementa con un sistema de permacultura propuesto y construido por José, él mismo lo describe así: La casa no está conectada al sistema de alcantarillado: las aguas negras se limpian a través de un filtro con lombrices rojas (Eisenia foetida); las aguas grises provenientes de la limpieza con jabones biodegradables pasan por una trampa de grasas y filtros con papiros enanos (Cyperus haspan). Las aguas filtradas de los dos sistemas alimentan distintos frutales. Los residuos orgánicos van a una compostera que alimenta principalmente el suelo de las huertas de hortalizas y plantas medicinales. En este sistema se han mantenido especies nativas-salvajes que atraen insectos y aves del lugar controlando la proliferación de posibles plagas, control biológico in situ.

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    Jose studied ecology, has always approached nature, feels part of it blurring the boundaries between him and his surroundings. His house tries to do that too, spreading its elements on site and turning the garden into its circulation. José and his house question the comfort standards. For getting from bed to bathroom, you have to walk outside. Showering takes place in the middle of the plants in his greenhouse. There are places where people do not know whether they are garden or house,...

    Project details
    • Year 2020
    • Work finished in 2020
    • Status Completed works
    • Type Single-family residence / Interior Design
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