La darrera casa | Arnau Estudi d’Arquitectura

After the collapse of the old priest's house, in the sixties it was decided to build a new house based on the remaining walls. The need to use that new structure as a feed storage left the inside of the house unbuilt. Our project of rebuilding and completing an unused structure as a new house starts out on this premise.

The responsibility of rendering the very last building of a row of houses in the old town leads us to reinterpreting the complex and peculiar original space. In this sense, the project proposes to reorganize its composition separating it into two simple volumes: the main one, with a two-sloped roof, which rises leaving the old stone base visible and forms a semi-exterior ground floor; and  the secondary volume, which slides virtually to the ground to receive us and accompany us to the upper house.

The main requirement of this commission was to build a house with which its owners could establish an emotional connection during their retirement. That is why the spaces in the last house are made up of reading corners next to the fireplace, a bench at the entrance, childhood landscapes or a courtyard for a beech tree. After all, upon closer look, time is made of seasons, of rooster's songs and bell chimes.

[ES]

Después de derrumbarse la antigua casa del cura, en los años sesenta se decidió levantar una nueva casa en base a los muros que quedaban. La necesidad de utilizar aquella nueva estructura como almacén de pienso dejó los interiores sin construir. Sobre esta preexistencia arranca nuestro proyecto de reforma y finalización de una construcción en desuso como nueva vivienda.

La responsabilidad de representar el último edificio de una hilera de casas del casco antiguo nos lleva a reinterpretar la compleja y extraña volumetría original. En este sentido, el proyecto plantea reorganizar su composición separándola en dos volúmenes sencillos: el principal, con cubierta a dos vertientes, se elevará dejando a la vista el antiguo zócalo de piedra dando lugar a una planta baja semi-exterior; el volumen secundario se deslizará virtualmente hasta el suelo para recibirnos y acompañarnos hacia la vivienda superior.

El requerimiento principal de este encargo fue el de construir una casa con la que sus propietarios pudieran establecer una conexión emotiva durante su jubilación. Por ello, los espacios de la última casa están hechos de rincones de lectura junto al fuego, de un banco en la entrada, de paisajes de infancia o de un patio para un haya. Porque el tiempo está hecho de estaciones, de cantos de gallo y de repiques de campana.