Ácrono | Andres Pinzon

Los vacíos dentro de las manzanas de la ciudad de México proponen un
patrón único que se enmarca en la cultura de la metrópoli actual, que, al
cruzarlos con las formas prehispánicas plasmadas en la arquitectura y
algunos ornamentos arqueológicos, crean ÁCRONO, un pabellón
atemporal que pretende representar el tiempo a través de la
transformación y la interacción social en la arquitectura (ref1. Serpentine
Pavilon 2018)
A primera vista Ácrono es tan solo muros en ladrillos (sin cocer) pero que
con el tiempo y la compresión misma del material se desvanecerá
devolviéndolo a la tierra, dejando el vestigio del tabique para convertirse
en una permeable celosía que crea pequeños puntos de observación
desde el interior hacia el espacio público y viceversa, visuales únicas que
abren la discusión de lo físico, lo espiritual y/o la relación de la
arquitectura con la ciudad. Ácrono puede emplear el agua como
acelerador del proceso de transición, dando vida al vacío más
rápidamente y transformando así el pabellón en un símbolo temporal
dentro de la ciudad. (ref2. Experiencia MUVA 2014)
Ácrono radica en una forma rectangular básica, compuesta por dos
secciones en concreto reforzado, que abrazan parte del “vacío urbano”
más representativo del lugar (la Jacaranda) dispuestos de tal manera que
no altera permanentemente el espacio público y al mismo tiempo genera
dos accesos con percepciones distintas, desde la amplitud del espacio
que enmarca el “vacío” creando un lugar de reunión alrededor de él,
hasta un recorrido estrecho que permite la contemplación y cercanía con
el material.
Visto en planta Ácrono evoca la forma de una greca prehispánica
representante del sacerdocio espiritual en el lenguaje simbólico tolteca.