Congress centre in Troyes

Troyes es una ciudad de origen romano con un importante casco medieval-renacentista caracterizado por sus iglesias góticas y sus edificaciones residenciales de entramado de madera.

El solar en el que se ubica el proyecto ocupa el corazón de dicho casco y está situado junto a la Prefectura del s. XIX. Actualmente sirve de aparcamiento pero en un pasado no demasiado lejano estuvo ocupado por casas medievales-renacentistas que fueron completamente destruidas. Esto ha producido una profunda herida en el tejido urbano que el proyecto pretende paliar. No se plantea por eso como un único edificio en el sentido unitario y compacto del mismo sino como un fragmento de tejido urbano capaz de adaptarse a la escala del de la ciudad y a las relaciones entre los edificios residenciales y las iglesias góticas. Se busca de ese modo superar la dificultad que supone instalar un programa del tamaño que se pretende y en el que se incluyen además de espacios expositivos y de oficinas, un pequeño parlamento para los diputados y un auditorio para 800 personas.

La estrategia proyectual consiste por tanto en destacar la singularidad y el carácter de cada espacio desde su expresividad externa buscando de ese modo la fragmentación. Destacan en ese sentido tres espacios singulares, la Sala Polivalente, la Sala del Consejo y el Auditorio, junto a conjunto de locales de oficinas y comisiones en torno a patios ajardinados.

 Al mismo tiempo se garantiza la unidad del conjunto mediante una secuencia espacial continua interior en la planta baja del edificio y exterior, como si de un fragmento de ciudad se tratase. Se restaura en ese sentido la antigua Rue Perdu, desaparecida tras el derribo de las antiguas casas, solo que ahora se proyecta como una secuencia más quebrada en la que se sitúa alguna placita. El conjunto se cierra frente a la Place de la Libération mediante una gran puerta que delimita el “nuevo barrio”.

El proyecto recupera también a nivel lingüístico algunos elementos  de la arquitectura tradicional del Centro, como las cubiertas inclinadas, obligatorias por razones urbanísticas en una parte del solar y ciertos ritmos de fachada. Sin embargo todo esto no implica caer en un complaciente pintoresquismo o en una mitigada versión de “pastiche” sino que el riesgo que se correría se compensa introduciendo materiales de fachada  como la madera laminada o el hormigón visto y referencias abiertamente contemporáneas.

De ese modo y sobre todo a través de los mismos materiales de fachada se garantiza la necesaria  unidad  del conjunto urbano que se hace al mismo tiempo compatible con su escala menuda y fragmentaria.